Todos poseemos un talento, todos tenemos la capacidad de ser creativos; y la mayoría vive sin saberlo, convencidos muchas veces de que el creativo es aquel que sabe componer melodías, o escribir una poesía. En realidad, la creatividad es un valor que muchas veces está oculto, en buena parte debido a un sistema educativo que prima el conocimiento como forma máxima de sabiduría. Por eso a menudo nos preguntamos ¿por qué los niños llegan al mundo adulto sin tener idea de sus propios talentos y capacidades? Porque enseñar no es solo transferir conocimiento, sino dotar al alumnado de las herramientas básicas que le permitan desarrollar sus talentos, darle rienda suelta a su creatividad.
La capacidad de crear la tenemos todos y todas, pero hay que cultivarla, lo cual supone también un proceso de aprendizaje, que pasa por aceptar que desconocemos un dato específico, o toda un área de conocimiento. Ese es el principio que nos impulsa a buscar aquello que complete nuestro saber y, en última instancia, que nos ayude a completarnos en el sentido que nosotros deseemos.
Esta preeminencia del aprendizaje en forma de transmisión de conocimientos, relega a un segundo plano las llamadas áreas artísticas. Actualmente, sin embargo, son muchos los profesores, educadores y padres que tienen consciencia de la importancia de las asignaturas escolares relacionadas con el arte, música, pintura, teatro, danza. Asignaturas que normalmente se entienden como conocimientos de un grado inferior.
En la escuela normalmente aprendemos que uno más uno son dos, cuando realmente en el campo del arte de la pintura uno más uno pueden convertirse en una mágica composición de símbolos y colores, diferente para cada persona que se implique con sentimientos y creatividad. Este es un pequeño ejemplo para entender que no todo está escrito y que no todo lo que está escrito es correcto ni inamovible, que las personas tenemos capacidad suficiente para cambiar las cosas, la realidad.
Os dejo con esta poesía maravillosa de José Agustín Goytisolo, en la que reivindica la libertad creativa como la mejor herramienta formativa. Creo que lo explica mucho mejor.
La mejor escuela
Desconfía de aquellos que te enseñan
listas de nombres, números y fechas
y que siempre repiten modelos de cultura
que son la triste herencia que aborreces.
No aprendas sólo cosas, piensa en ellas,
y construye a tu antojo situaciones e imágenes
que rompan la barrera que aseguran existe
entre la realidad y la utopía:
vive en un mundo cóncavo y vacío,
juzga cómo sería una selva quemada,
detén el oleaje de las rompientes,
tiñe de rojo el mar,
sigue unas paralelas hasta que te devuelvan
el punto de partida,
haz aullar a un desierto,
familiarízate con la locura
Después sal a la calle y observa,
es la mejor escuela de tu vida.
PAR-OLE os presenta un DISEÑO realizado con el nombre JOSE.
La letra J es una montaña, la letra O el sol, la letra S un rio, la letra E un campo de trigo.
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